Higüey.-. Desesperanzas, falta de oportunidades, pobreza extrema y casi ningún servicio elemental para la subsistencia de los habitantes, es la dura realidad en que viven cientos de familias en los bateyes de la zona cañera de La Altagracia.
Tanto en los bateyes la Piñita, Palo Bonito, Campo Nuevo, Guajabo, Siete Puertas y el división Cuyá, seis de los principales de esta demarcación, es posible constatar el drama humano que representa ver casas a punto del colapso, pisos de tierra, hacinamiento, y en muchos de los casos, las unidades habitacionales o barrancones no cuentan con baños, y los que hay los comparten diversas familias.
Los haitianos son los que prácticamente componen la población bateyera, viven en su propia realidad, una muy diferente de la vida moderna.
Víctor Louis, de 60 años, tiene la mitad de su vida viviendo en el Batey La Piñita, ubicado en el kilómetro 12 de la carretera Higüey San Rafael del Yuma, aquí los baños son comunes, no hay escuela, ni agua potable, no hay centro atención primaria de salud y solo reciben energía eléctrica.
A pesar de su edad, todavía está obligado a seguir como bracero de la empresa Central Romana, aunque aspira a ser beneficiado por una pensión.
Los cortadores de caña ganan entre 90 y 100 pesos por picar una tonelada, según nos contó Octavio Yan, también residente en La Piñita, quien se queja porque ni seguro de salud tiene.
En este Batey hay unos 40 niños que asisten a una escuela en el batey 412, mientras que los que alcanzan la educación secundaria se traslada hacia San Rafael del Yuma o a la ciudad Salvaleón de Higüey.
Fuente:
https://mdigitalrd.com/bateyes-de-la-altagracia-una-pobre-realidad-de-la-que-pocos-hablan/
Tanto en los bateyes la Piñita, Palo Bonito, Campo Nuevo, Guajabo, Siete Puertas y el división Cuyá, seis de los principales de esta demarcación, es posible constatar el drama humano que representa ver casas a punto del colapso, pisos de tierra, hacinamiento, y en muchos de los casos, las unidades habitacionales o barrancones no cuentan con baños, y los que hay los comparten diversas familias.
Los haitianos son los que prácticamente componen la población bateyera, viven en su propia realidad, una muy diferente de la vida moderna.
Víctor Louis, de 60 años, tiene la mitad de su vida viviendo en el Batey La Piñita, ubicado en el kilómetro 12 de la carretera Higüey San Rafael del Yuma, aquí los baños son comunes, no hay escuela, ni agua potable, no hay centro atención primaria de salud y solo reciben energía eléctrica.
A pesar de su edad, todavía está obligado a seguir como bracero de la empresa Central Romana, aunque aspira a ser beneficiado por una pensión.
Los cortadores de caña ganan entre 90 y 100 pesos por picar una tonelada, según nos contó Octavio Yan, también residente en La Piñita, quien se queja porque ni seguro de salud tiene.
En este Batey hay unos 40 niños que asisten a una escuela en el batey 412, mientras que los que alcanzan la educación secundaria se traslada hacia San Rafael del Yuma o a la ciudad Salvaleón de Higüey.
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